Definitivamente, lo segundo. Compré papeles para hacer madalenas (o cupcakes, como dicen los modernos), pero secretamente sabía que no los iba a utilizar para eso. No de momento, por lo menos, porque lo de la cocina no es que me atraiga demasiado. Pero eran tan monos, con sus lunaritos, que sabía que no podía dejarlos allí. Y lo que he hecho con ellos ha sido una guirnalda para la habitación de las peques. Así es como ha quedado:
La usuaria final, muy contenta de estrenar decoración con toque festivo (y de ayudar a hacerla, sobre todo)
Ahora sólo me falta hacerle un cabecero, que acaba de estrenar cama grande y los chichones son casi diarios. Ah! los moldes los compré en Casa.
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