Un exterior con una intervención mínima, que respeta el paisaje que ha configurado el paso de los años, y un interior plagado de detalles arquitectónicos contemporáneos, maderas claras que inundan de luz el espacio y una nueva distribución que prima los espacios comunes, que fluyen de unos a otros con la presencia magnética del paisaje.
Mientras escribo, escucho los nocturnos de Debussy en Spotify y no puedo dejar de sentir atracción por estas imágenes, por cómo están resueltos los rincones, por el trabajo de los arquitectos e interioristas de lelad, el estudio francés responsable de este proyecto.
Por otro lado, gracias yayo donde quiera que estés por hacerme amar el piano, aunque soy mejor escuchante que pianista.
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