El espacio bien planificado multiplica su valor. Donde había un cuadrado vacío, ahora hay una cocina equipada, un office-comedor, un salón, un baño y un amplio dormitorio. Basándose en una paleta de grises, toques metalizados, algún azul y el apunte multicultural de mobiliario oriental y grabados antiguos (franceses?), la aparente sencillez de este espacio se torna en un elegante apartamento.
Juntos pero no revueltos. Las estancias se separan mediante un panel metálico que diferencia los usos de cada zona sin llegar a dividir tajantemente el espacio.
Me encanta la riqueza cromática que tiene, sin salir de algunos tonos básicos, y la calidez que aportan las texturas, en forma de alfombras, estores o colchas. Un perfecto ejercicio de estilo que demuestra que se puede uno lucir en las distancias cortas.
fotos: Luis Visconti via DigsDigs
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